Uno de los temas que cualquier persona interesada en el futuro de la administración no debe dejar de analizar es el de la inteligencia artificial y sus posibilidades en el ámbito de la administración pública. Lo primero que tengo que decir es que de las imágenes más asociadas a la búsqueda de información sobre inteligencia artificial, es el título de libro de Terry Pratchett, que me provoca una serie de reflexiones que quizás (sólo quizás) ponga por escrito otro día “La estupidez real siempre vence a la inteligencia artificial” ¿es cierto? No me gustaría creer que sea así, lo que está claro es que se abren nuevos e inexplorados escenarios que pueden generar cierta resistencia en su implantación.
Lo que sí es cierto es que en materia de IA (y de muchos otros aspectos tecnológicos y no tecnológicos) se cumple la premisa de que la ley va siempre por detrás de la sociedad, y, en este caso, de hecho, muy por detrás, por lo que su desarrollo e integración en la gestión diaria se está haciendo sin marco legal y eso produce, en muchos casos, vértigo. Porque la posibilidad de incorporar herramientas que permitan realizar de manera más eficiente y segura toda una serie de tareas supone un cambio de calado para las organizaciones.
Sin embargo, los ciudadanos, la sociedad e incluso los empleados públicos resistentes en su faceta personal, aceptan muy bien este tipo de novedades por los beneficios inherentes que conllevan. De acuerdo a un estudio realizado por OpenText, el 25% de los ciudadanos afirma que la implementación de la IA en las administraciones públicas se producirá en los próximos diez años y tendrá grandes ventajas para ellos, tales como reducir los tiempos de espera y disminuir la burocracia administrativa.
Para comprobarlo, podemos enunciar algunas de las aplicaciones que a día de hoy se pueden incorporar en el ámbito del sector público:
1.- Chatbots conversacionales. De la Siri de Apple a la Alexa de Amazon, en nuestro caso sería ¿Paqui?. Debemos preguntarnos si tienen sentido los chatbots en la administración. Ejerciendo de gallega ¿por qué no? Siempre con el servicio público en el centro, y desde la sensibilidad de la mejor “atención al cliente”, no abandonando al ciudadano a su suerte frente a un bot estandarizado (las compañías telefónicas ya han demostrado que pueden acabar con el más paciente). Sin embargo, la idea de tener un servicio de atención al cliente automatizado todavía suscita algunas dudas entre los ciudadanos, sólo el 14% de los encuestados por OpenText considera que tendría una mejor atención al cliente a través de un robot en los trámites derivados de la Administración Pública.
2.- Drones. Al margen de otras infinitas posibilidades que se abren en la utilización de este instrumento, las labores de vigilancia y control pueden verse notablemente mejoradas por su uso. En materia de seguridad ciudadana, movilidad y tráfico, o, por ejemplo, inspecciones de urbanismo, representan un mecanismo versátil tanto por las posibilidades de programación, como por las ventajas que ofrece frente a las personas, en términos de superficie, costes de desplazamiento, disponibilidad de personal, etc.
3.- Big Data. A estas alturas nadie duda que la administración dispone de millones de datos que pueden generar valor público, y que existe la obligación de trabajar para su apertura y posibilitar su reutilización. Pero esa reutilización pasa por la propia administración, por aprovechar las posibilidades que se ofrecen para ofrecer un mejor servicio, aplicar beneficios fiscales, y responder a ese papel integrador, la apertura de los datos debe llevarnos de gestionar la demanda a una posición proactiva, buscando el mejor servicio, personalizado mediante el big data.
4.- Prevención contra la corrupción. La introducción de las nuevas tecnologías constituye, en sí misma, una herramienta de prevención y lucha contra la corrupción, la trazabilidad de las actuaciones electrónicas, y la seguridad que rodea a su gestión favorece la confianza en la gestión, y la introducción de mejores sistemas de control. Sistemas de control que pueden aplicarse a sectores tan en riesgo y bajo sospecha como la contratación pública. Como ejemplos podemos citar como los sistemas alerta temprana impulsados por los pactos de integridad en la contratación impulsados por Transparencia Internacional España.
5.- Blockchain. Cada día nos toca aprender nuevas posibilidades (y anglicismos), y entre las más recientes y prometedoras está en Blockchain (la cadena de bloques para entendernos). Su utilización nos aportará integridad, seguridad, permitiendo descentralizar al entorno en el que tienen lugar las transacciones, En Blockchain es un elemento clave para el nuevo modelo de administración hiperconectada puedes consultar qué modelos se están estudiando para aplicar la Blockchain en la administración pública, y también recomendable la lectura de Pedro Fernández Saez en ¿Sabes qué puede aportar Blockchain a las Administraciones Públicas?
En conclusión, la IA en la administración (y en la sociedad) es ya el presente y tiene un gran futuro. La Agencia Tributaria cuenta con IBM Watson en sus desarrollos, aparecen aplicaciones predictivas, como Jurimetría, que hacen pensar en el papel de los jueces, en el caso de lo abogados, los estudios señalan que en los próximos 5 años, entre el 20% y el 50% de las tareas legales rutinarias se verán reemplazadas por la IA, capaz de automatizar un gran número de los procesos sin intervención de la firma de abogados. Todo ello sin olvidar la vertiente más generalista de la IA, ya probada en los modelos de ciudades inteligentes, actuando sobre los consumos, generando y promoviendo un desarrollo y un diseño urbano sostenible, de ciudades pensadas para las personas.
Ahora bien, con un matiz (importante, en mi opinión). Tenemos, pulseras y relojes inteligentes, neveras inteligentes,ciudades inteligentes, inteligencia artificial, pero sin duda lo que necesitamos son personas inteligentes, empleados públicos inteligentes,políticos inteligentes y, sin duda, el primer signo de inteligencia es la capacidad para adaptarse (por eso hemos llegado desde las cavernas a Marte). Ya lo decía C. Darwin “la especie que mejor sobrevive es la que mejor se adapta”. Toca pues adaptarse.
Muchas gracias Nestor por tus comentarios, muy interesantes, pero en relación con que la capacidad de adaptación es de inteligencia, creo que la historia del ser humano es buena prueba de ello, y de hecho en relación con esta cuestión, la capacidad de adaptación supone aprovechar las oportunidades que nos ofrece la IA para automatizar y programar tareas en las que las puede resultar de utilidad, y de ese modo optimizar y aprovechar las infinitas capacidades del ser humano para generar valor, en especial, para los servicios a las personas.
No cabe duda de que nos ha tocado vivir tiempos de cambios y resulta extraordinario explorar las nuevas posibilidades. El tiempo nos irá contando…
No puedo negar el gran avance tecnológico de la IA, pero observo que se la desea introducir en la Administración Pública como la panacea de todos los males habidos y por haber. Opino que se trata de la novedad por la novedad y no por un cambio de marco conceptual y legal sino por la herramienta en sí misma. Lo mismo ocurre con la digitalización informática y ni hablar de los sistemas de información, en los cuales prevalece el modelo informático por sobre el contenido integrador de los datos . En forma similar se menciona las ventajas que tales técnicas implican para la transparencia de la gestión gubernamental y no se repara en la confiabilidad de los datos acumulados. Por sobre ello, debiera darse un profundo debate previo sobre los riesgos que surgen vía IA, como es el caso de las agencias de recaudación fiscal que por su afán de sumar ingresos no reparan en la intimidad del contribuyente e invaden su misma vida personal y familiar. Finalmente, entiendo que primero habrá que replantear el modelo de Estado dejando para una última instancia -a nivel de plan estratégico- las herramientas informáticas que constituyen sólo un apoyo a la gestión. De todas formas, dadas las preocupantes connotaciones neurocientíficas que la IA está adquiriendo en el mundo actual en el sentido de fomentar un pensamiento y hasta una unificada conciencia tendiente a la manipulación de la sociedad, con más razón se justificaría la evaluación previa que propongo, porque -como bien dice la nota- el futuro ya llegó (nos guste o no nos guste). La nueva «ilustración» digital puede convertirse en esclavitud voluntaria, por la cual pensamos que somos libres en medio de la «barbarie» del Big Data (dataísmo es nihilismo) cuando en realidad nos estaríamos transformando en meros objetos de producción y consumo. En realidad no deja de ser una política (psicopolítica digital). En esta materia y como lógica consecuencia, quienes no compartimos la invasión del modelo panóptico, seremos irremediablemente marginados del sistema y considerados «enemigos» o deshechos sociales. Quizás sería conveniente anticiparnos y autexcluirnos antes de que no haya más retorno. Felizmente hay un creciente número de jóvenes -profesionales o no- que están tomando conciencia del peligro que amenaza a su libertad. LLegamos así a que la presente nota se refiere a la indudable necesidad de contar con «personas inteligentes», pero no coincido en que un signo sería la capacidad de adaptarse, porque entonces estaríamos propiciando, precisamente, un reemplazo de la inteligencia humana por la artificial….Les ruego que disculpen mi intromisión…Cordialmente