Cuando el león chino no es como lo pintan

Hablar de China es hablar de una potencia económica innegable, así como de un régimen totalitario de una impronta muy particular que no se ha replicado en ningún lugar del mundo por las llamadas izquierdas. Hoy, luego de las últimas reformas, el líder se puede perpetuar de por vida en el poder, China se convierte así en un cuasi Imperio con su emperador. Así que hablar de China es hablar de innumerables particularidades, desde la cultura milenaria hasta estas cuestiones actuales.

Pero China no deja de estar inserto en un mundo moderno, tecnológicamente en constante avance y cambios. En términos globales, sabemso que el sector privado es muchas veces el gran motor de las nuevas tecnologías que surgen casi diariamente, pero precisamente es este sector el que en China, las autoridades le han construido un escenario no siempre beneficioso (para el privado), pero siempre provechoso para el propio Gobierno, donde éste se «vende» como «lo mejor de lo mejor». Un Gobierno chino que le gusta vanagloriarse de los logros y avances que, curiosamente, a veces son sólo humo.

Este león no es como lo pintan (ni como se pinta a sí mismo) y así lo revelan los propios chinos, organizaciones locales y hasta oficinas de Gobierno.

Incluso usted deberá pensar muy bien si abrir oficinas en China, basta saber que estará sometido a la observación y se le asignará lo que oficia como un “carné social”, una suerte de tarjeta de puntos que los ciudadanos van ganando o perdiendo según sean más afines o confidentes del régimen o no y que si su saldo llegara a cero, seguro terminará durmiendo tras las rejas o con muchos problemas. No olvidemos la nueva División de la Policía China de “pre crimen”, que utilizando inteligencia artificial puede determinar que un ciudadano podría cometer un crimen en el futuro, con lo cual la policía puede tomar medidas al respecto. Como si el régimen necesitara esta herramienta o mascarada para hacer lo que ya hace con las libertades individuales.

En todo este contexto el sector privado chino lucha por ganar mercados donde pocos se los abren, acusando a muchas empresas chinas de espiar o filtrar información, sobre todo las tecnológicas, aquellas de las cuales se ha llegado a asegurar que están intervenidas por el Gobierno y sus dispositivos tecnológicos cuentan con servicios de monitoreo y escucha, recordemos el problema de las marcas chinas en los Estados Unidos.

Y así es que a las empresas chinas, estando el mundo en un nuevo auge tecnológico y una nueva explosión junto a la competencia feroz entre empresas de telefonía celular, no les está yendo del todo bien, aun cuando el marketing oficial da cuenta de otra realidad alterna más próxima a la ficción.

Pero hay que reconocer que un puñado interesante de empresas y start up chinas tiene éxito real y de espaldas a las preocupaciones del gobierno, se las dejó crecer y promover, ya sea porque son aliadas del propio régimen, o bien éste las utiliza como marketing país o bien porque no le ha parecido al gobierno que representen una amenaza de ninguna naturaleza. Nobleza obliga, no todo es gris o negro, hay casos que son motivo de artículos y análisis optimistas y se maravillan, pero de esos ya se encargan otros de escribir.

Uno de los problemas del león tecnológico chino que pinta mal es el de las «bolsas», los analistas dan cuenta que las ofertas públicas iniciales (IPO) son muy laxas en las evaluaciones para lanzarlas, en otras palabras no hay filtros de excelencia o calidad, por decirlo de alguna forma, y muchas empresas chinas se suman a la bolsa sin siquiera entender su funcionamiento o estar a la altura del reto, esto resulta en cotizaciones abstracta, especulativas y en empresas que fracasarán rápidamente.

Pero aún en este contexto, existe otro impedimento cultural y es que el fracaso como tal no es de recibo, así es que las empresas que no logran una IPO, deben ser descartadas por completo y el mercado, así como el gobierno, son lapidarios en este sentido. Es claro que esto no es alentador para un emprendedor. Recordemos que pueden sucederse 10 intentos de empredurismo antes de poner a andar uno exitoso.

Si usted es un emprendedor en China, pues más vale que su idea de producto o servicio sea perenne por que la obtención de un capital inicial necesita el visto bueno del Gobierno y esto puede durar años, es así que emprender en tecnología es casi una utopía si no se tienen algunas llaves de puertas secretas dentro de la burocracia estatal. La innovación se ve abrumada por el paso del tiempo y lo que pudo ser una buena idea hoy o una posible revolución técnica, será obsoleta cuando obtenga el capital para desarrollarla, así que muchos optan por copiar con ciertas mejoras lo que ya está en el mercado. Esto es lo que llamamos innovación de segunda generación. Nota a parte, si el emprendedor es el propio Gobierno, éste destina recursos inimaginables para sacar adelante lo que despertó su interés.

Otro problema que tienen las empresas de tecnología en China es que los servicios tecnológicos sólo son accesibles dentro del territorio. Recordemos por ejemplo el caso de WeChat (Tencent) en 2012. Dentro de China WeChat es una epidemia, se consume y usa extensamente, sus servicios van mucho más allá de la mensajería, incorporando pagos por ejemplo, pero cuando intentaron extenderse al mundo, WeChat pasó a ser un simple mensajero, pues fuera de China todos los demás servicios extras no funcionaban y allí WhatsApp, Skype y otros, dominan.

Pero démosle una mirada a la inversión, la llamada “Economía Digital” de China representa más del 5% de su PBI, esto la ubica en el primer o segundo lugar del mundo dependiendo el año y la encuestadora, ahora bien, este dato es alentador pero no por las razones que podemos creer, la inversión de China en la Economía Digital es mayormente de manos del Gobierno, la tecnología es una herramienta formidable de colaboración con el “gran hermano” y el aparato gubernamental. Lograr eficiencias en estas líes es fundamental para el Gobierno porque hace más sencilla la tarea.

Este sólo dato es uno de los tantos datos e indicadores que podemos leer y sorprendernos, muchos de ellos totalmente ciertos y esto es lo que hace a este león un animal creíble, pero los datos e indicadores no dicen muchas otras cosas que hacen a la realidad y es esta la que destiñe el pelaje del felino. Veamos un ejemplo lúdico, si un gobierno invierte más del 10% de su PBI en educación, seguramente lideraría los rankings de varios estudios, pero si a ese dato le agregamos que en esa educación sólo se enseña a aplaudir ciertas cosas y ladrar todo lo que está fuera de fornteras, entonces el contexto de esa inversión pasa a ser completamente diferente respecto a los resultados y a qué tipo de educandos egresarán de ese sistema educativo.

En un año, China produce más de 10.000 graduados de Ph.D. en ingeniería, y hasta 500.000 graduados de Licenciatura en ingeniería, matemáticas y tecnología de la información, claro que hay que poner estos valores en el contexto de la población china, pero igualmente son formidables. La pregunta que debería seguir al dato es a qué se dedicarán, quien los empleará y en qué proyectos se involucrarán estos egresados, y allí las respuestas son las que no siempre se revelan.

China tiene cerca de 400.000 estudiantes en el extranjero, de los que regresan menos de la mitad al país, por diferentes razones, hoy hay más posibilidades de trabajo que hace unos años, pero siempre regresan a un país en conflicto con las libertades y las oportunidades de desarrollo personal y profesional.

Veamos por ejemplo que las becas, doctorados y ascensos se otorgan mayormente en base al número de artículos publicados, papers y un conjunto de acciones y actividades evaluadas que poco tienen que ver con la calidad académica o talento del aspirante. En 2013 muchas investigaciones daban cuenta de esta situación y de una industria fraudulenta de plagio, revistas virtuales y falsificaciones en todos los campos de la ciencia en China.

No hay pocos buenos investigadores chinos, tampoco falta talento, pero el Gobierno pareció por entonces más preocupado por el marketing país que por la calidad de sus recursos humanos y por ende de sus logros. Una inusual producción en aumento, respecto a trabajos de investigación y revelaciones científicas, disparó las sospechas. La Science Citation Index (SCI o Índice de Citas de Ciencia) tenía a China con un porcentaje del 1% en 2001, en 2011 ese porcentaje se disparó casi al 10%, quedaba así segundo como país detrás de los Estados Unidos.

Más de 1 millón de estudios científicos y un aumento de más del 30% de artículos en revistas afiliadas a Nature, todo ocurrido en 10 años, eran parte de los datos que no estaban convenciendo a la comunidad científica mundial. Sin dudas no hay país que no quisiera que esto fuera real para sí, suena fantástico, China pareció arrasar con todo, transformarse, reconvertirse y evolucionar hacia un curioso capitalismo científico, pero el león ya mostraba rastros de que no cazaba todas las presas que decía.

Según encuestas oficiales que el Gobierno realizara con preocupación para destapar el velo de lo que habían creado y promovido, reveló que una tercera parte de más de 6.000 investigadores en las 6 principales instituciones del país, admitió haber participado en plagio, falsificación o invención de material académico, para poder sumar créditos y obtener un título, o un grado.

En 2015, sólo desde el 26 y 31 de marzo, la revista, BioMed Central, se retractó o anuló 42 trabajos de investigadores chinos. Todos los trabajos presentaban manipulaciones en el proceso de revisión y prueba científica, en otros casos los autores aludían a árbitros (peer-review) falsos y hasta tenían correos electrónicos ficticios. Entre el material anulado hubo instituciones de renombre en China que se vieron sumergidas en la vergüenza.

Eso sí, cuando los científicos chinos son descubiertos y exponen que trabajan financiados por el Gobierno, el poder del Estado les cae duramente, tal vez no por el fraude sino por exponer al Gobierno. En 2017, científicos financiados por el gobierno de China, involucrados en un fraude en más de 100 trabajos publicados, recibieron “advertencias” y la prohibición de solicitar nuevos fondos gubernamentales, a efectos del marketing que acostumbra el país hacia fuera de fronteras, trascendió que incluso se sugería pena de muerte para los científicos.

También en 2015, The Economist daba cuentas de una investigación que demostraba que las retracciones de artículos procedentes de China, muchas veces eran motivadas por la duplicación de artículos y su publicación en varias revistas a efectos de tratar de darles relevancia, también por la venta descarada de artículos científicos que se encargaban por los pretendidos autores a científicos inescrupulosos a la vez que incompetentes. Cada artículo oscilaba en un precio ridículo de unos US$ 250.

Es bueno precisar nuevamente que de los logros ciertos y sorprendentes de la ciencia y la tecnología china no iba a hablar porque de eso ya se ocupan muy bien otros muchos. Desde el sorprendente logro de la teletransportación de fotones hasta los polímeros programables, China tiene méritos muy interesantes, pero como hay muchos ríos de tinta sobre esto, vuelvo a aclarar que no es el punto que me interesa desarrollar sino la otra cara de la moneda.

Ahora bien, volviendo al presente, se puede decir que China es una potencia tecnológica, sin dudas, esto es innegable. Sólo en la ciudad de Shenzhen hay nada menos que 6000 fabricantes de dispositivos electrónicos. Entre las estrellas están Foxconn, empresa históricamente acusada de esclavismo, con una tasa de suicidio entre sus empleados que asusta y de la cual Apple prefiere no hablar, por supuesto es la fábrica de los míticos iPhones; CSOT, el fabricante de paneles de los televisores TCL; SZ DJI, uno de los mayores fabricantes de drones del mundo y Tencent, el creador del WeChat.

Pero fabricar, armar o construir no es lo mismo que crear, inventar o desarrollar. Esta es otra conversación y de esto me ocuparé a continuación.

Para evitar interpretaciones, veamos que dicen los propios chinos. China presenta innumerables patentes en distintos ámbitos, obviamente muchas en tecnologías, pero estas patentes, según especialistas chinos, no permiten catalogar al país como creativo. La calidad de los productos patentados y las patentes mismas no son buenas, así lo revela la Agencia Estatal de Noticias (o sea el Gobierno chino), denominada Xinhua. El Gobierno se queja diciendo que «China posee muy pocas patentes que ofrezcan originalidad y alta tecnología».

Como mencionaba en otros pasajes, el problema es que el desarrollo de la industria tecnológica china está basado en la modificación de tecnologías existentes; simplemente armar teléfonos celulares y miles de otro tipo de dispositivos, copiar o imitar y producir. Producción que los chinos han mejorado sensiblemente aumentando la calidad así como los mecanismos de testeo, verificación y prueba, esto ha logrado que los productos tecnológicos chinos sea duraderos, más confiables y en muchos casos equiparables a sus inspiradores.

El Gobierno chino está focalizado desesperadamente en tener un país de vanguardia tecnológicamente, en ese camino está dispuesto a financiar empresas ruinosas, subsidiar las estrellas privadas emblemáticas y apoyar ciegamente a las empresas propias del Estado o bien aquellas congraciadas con el régimen.

Es inevitable que como productor de tecnología llegue a superar a los Estados Unidos, todos los analistas apuestan a ello. Pero producir no habla de desarrollar o inventar, nada dice de calidad en patentes. Habla simplemente de una industria que sigue creciendo de la mano del Gobierno y muchas veces de intereses poco graciables como lo son la nueva carrera armamentista o espacial donde China se ha involucrado firmemente para ostentar poder que de nada le servirá en lo pragmático de las relaciones internacionales.

La Investigación va de la mano del régimen, este es parte del problema, esto logra desestimular a los grandes científicos chinos en el exterior, es el caso Shi Yigong, que regresó a China, graduado de Princeton en los Estados Unidos, y rechazó una beca de investigación por más de US$ 10 Millones para ser “Decano de Ciencias de la Vida” en Tsinghua, allá por 2010.

Tomemos un ejemplo del involucramiento del Gobierno y el régimen, es el caso del tren de alta velocidad de china, fue gracias a que el Gobierno obligó a las empresas de tecnología, que se involucraran en el proyecto, a transferir sus conocimientos y tecnologías a China, muchas aceptaron y llegaron a acuerdos con más o menos concesiones, por su parte el Gobierno de China dispuso más de 10.000 ingenieros y académicos al proyecto del tren de alta velocidad. Asegurada la tecnología y el conocimiento extranjero de los especialistas en el tema, ahora era simplemente el momento de desarrollar el propio tren chino de alta velocidad, y así se hizo, dinero que no faltó y mano de obra de sobra, el punto clave fue la adaptación de todo lo aprendido de los expertos alemanes, japoneses y norteamericanos, a los caprichos propios.

Algunas conclusiones interesantes surgieron hace ya unos años, de la mano del investigador Michael Murphree, del Georgia Tech, quién en 2012 visitó e investigó a decenas de empresas chinas, y es co-autor del libro «Run of the Red Queen», libro que aborda específicamente la innovación china. Dice Murphree: «La gente siempre está buscando invenciones», por otro lado agrega que la ventaja de China radica en la «innovación de segunda generación», es decir las mejoras progresivas de los diseños existentes. Es así que China es indiscutiblemente el líder mundial en este tipo de innovación. «Descubrimos que China es un maravilloso ejemplo de cómo no es necesario que la innovación de productos novedosos sea innovadora», así concluye Murphree.

La innovación de segunda o tercer generación le ha resultado provechosa a China, no sólo desde el punto de vista comercial sino también en lo que a empleo significa. Pongamos un ejemplo, Apple emplea más de 110.000 persona en todo el mundo, pero la esclavista Foxconn, fabricante oficial del iPhone y de más de 1000 imitaciones o copias de otros productos, tiene aproximadamente un 1.3 millones de empleados en todo el mundo, es el empleador privado más grande de China y por ello es que el régimen ha tomado algunas acciones contra esta oscura empresa, pero tampoco es conveniente pegarle a quien le hace tremendo favor.

Otro problema de China es que la producción increíblemente masiva de artefactos tecnológicos lleva un costo escondido. Cada aparato al cual usted le ve pegada una etiqueta que dice “hecho en China” o “ensamblado en China”, le ha significado a ese fabricante el pago de enormes cantidades de regalías a los inventores coreanos, europeos, norteamericanos, japoneses y finlandeses de las tecnologías que posee dentro. El margen para los fabricantes chinos es pequeño y corre el riesgo de reducirse aún más a medida que suben los precios de la energía eléctrica, se encarece la mano de obra formal y hasta los productos básicos o materias primas tecnológicas suben de precio.

Para romper la dependencia de China de tecnologías extranjeras, el Gobierno ha intentado varias cosas, allá por el 2006 inventa el “Programa Nacional de Mediano y Largo Plazo para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología”, anunciado como la revolución y que pondría a China al frente de muchas cosas, 20 megaproyectos eran el objetivo, desde nanotecnología, genética, industria de la aviación, etc., fue un fracaso con logros menguados y parciales.

Por el propio régimen imperante, China carece de visión de cooperativismo o asociatividad, desde la cúspide de un Gobierno controlador y vigilante, siempre se mira desde la cumbre del ego hacia abajo, incluso no hay visión lateral o periférica. Las estrategias son siempre top-down, es decir, el Gobierno propone y dispone y abajo se suman o “los suman”, esto deja por fuera innumerables modelos de desarrollo y gestión de la innovación, la ciencia y la tecnología, opaca el trabajo colaborativo y de cooperación entre instituciones públicas y privadas, universidades y otros gobiernos. No obstante China hace un muy buen marketing en este sentido y la piel del oso se vende en el exterior sin avisar que no hay oso sino un montón de peluches convocados y recursos a discreción, dinero y si es necesario, despilfarrados para tratar que las cosas pasen a como dé lugar.

Un líder en tecnología no puede serlo si censura, prohíbe y clausura precisamente innovaciones tecnológicas. El régimen totalitario de china tiene varias cosas prohibidas, obviamente la oposición y la crítica en general de sus ciudadanos, pero en materia de tecnología veamos algunos ejemplos.

Google y todos sus servicios están censurados, prohibidos o filtrados, desde el buscador a Youtube y Drive. Facebook está bloqueado para evitar la «disidencia intelectual» pero más que nada para favorecer empresas como QQ o Baidú, el Facebook chino. Twitter corre igual suerte.

Pero también dispositivos, por ejemplo las consolas de juegos como Xbox, Play Station y Nintendo han tenido y tienen muchos problemas para vender sus dispositivos y cada juego o software asociado.

La tecnología P2P está restringida en su mayoría, sólo permitiendo ciertas fuentes de información y archivos y bloqueando otras. Muchos servicios de almacenamiento en la nube están completamente bloqueados, como Dropbox o Drive. Windows, a partir de Windows 8, está prohibido para ser utilizado por funcionarios públicos.

Y la lista sigue. Cuando el sujeto Alfa de la manada ladra, le gusta que todos escuchen o ladren igual y el líder del régimen chino, ladra muy fuerte y nadie tiene derecho a hacerlo por sí mismo si no cumple los mismos caprichos de él. Como toda dictadura, el dinero se agotará para subsidios. Si China no sigue un camino de apertura, la innovación de segunda generación es un modelo que se agota.

La ciencia y la tecnología hay que dejarlas libres para que prosperen y los países se desarrollen plenos, la educación debe centrarse en bases de libertad de conciencia y apuntalar la formación permanente en tecnología heterogénea, la inventiva como la innovación sólo sobrevive en un ambiente de cuestionamientos, de dudas, de opiniones encontradas, es así que de todo este escenario germinal surgen países poderosos, poderosos de la mejor manera que un país puede serlo, de la manera intelectual, del conocimiento, del empoderamiento de los ciudadanos en el saber y la aplicación de este saber.

Porque el león no es como lo pintan, China es hoy una gran interrogante en ciencia y tecnología innovadora, una certeza en materia de fabricación de tecnología y una vergüenza en lo que a libertades se refieren.

Mauro D. Ríos.-

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