La creciente capacidad de la medicina científica y la sanidad universal para repararnos (siquiera parcialmente) y devolvernos a la vida comunitaria y la decreciente capacidad de las redes familiares y entornos convivenciales para aportar sostenibilidad a nuestra vida, entre otros factores, generan un campo de fuerzas que puede convertirse en una trampa diabólica para la dignidad y la autonomía de no pocas personas, especialmente en las últimas etapas de nuestra vida.
En ese contexto, frecuentemente, los servicios sociales desempeñan un papel asistencialista y disfuncional, dado que, por el escaso desarrollo de su tecnología de intervención y su carácter de política pública residual, actúan normalmente demasiado tarde, muy disruptivamente e introduciendo, además, incentivos perversos, contrarios a las conductas de autocuidado personal, previsión económica y apoyo familiar.
Al perjuicio actual y futuro que provocan esas señales equivocadas que nuestro sistema público de servicios sociales emite hacia la sociedad, hay que agregar, además, otros dos tipos de impacto negativo de calado sistémico:
- El efecto de rebote hacia el consumo impertinente e ineficiente de recursos sanitarios por parte de muchas personas por la debilidad e inadecuación de los servicios sociales.
- El coste de oportunidad debido a la infrautilización, mala utilización y acumulación patrimonial del parque de viviendas propiedad de las personas usuarias de servicios sociales, especialmente residenciales.
Las reservas de capital familiar (supermujeres) y la débil voz de las personas afectadas, entre otros factores, dificultan que este asunto, pese a su importancia, suba puntos en la agenda política. Por otra parte, en este tipo de bucles paradójicos no son infrecuentes las aparentes soluciones (legislativas, económicas, organizativas u otras) que agravan el problema, en lugar de resolverlo.
Queda trabajar por la audacia e inteligencia de las apuestas de los agentes implicados e interesados en los servicios sociales, apuestas, quizá, como éstas:
- la construcción de conocimiento que garantice resultados valiosos para las personas,
- la focalización en la autonomía de todas las personas para su vida diaria en el seno de relaciones familiares y comunitarias,
- la construcción de una atención primaria que se convierta en el centro de gravedad del sistema,
- la integración intra e intersectorial al servicio de la continuidad de la atención o
- la innovación social para la sinergia entre los diversos agentes y el empoderamiento de todas las personas.
Original: http://fantova.net/?p=1750
por: Fernando Fantova
Publicado: March 6, 2017, 7:55 am