Facebook Gate: por qué no confío en Mark Zuckerberg

Es claro que la credibilidad de Facebook no es la mejor de todas, más aún, la red tiene una largo historia de incumplimiento de sus propias políticas de privacidad, además de leyes y regulaciones en varios países y la Comunidad Europea. El caso ahora conocido como el Facebook Gate no es más que una constante en la línea de violación de la privacidad de sus usuarios, de formas inimaginables, y siempre hablamos de aquellas situaciones que han cobrado estado público.

Del 11 al 18 de enero de 2012, Facebook experimentó con sus usuarios sin su consentimiento. El experimento consistía en manipular el algoritmo de la red social que hace la selección de las noticias que aparecen en los muros de los usuarios. Uno de los objetivos era ver si existía, según la red social, “contagio emocional” entre las personas. La manipulación comenzaba enviando a un grupo seleccionado de usuarios un paquete de noticias positivas y alegres, mientras a otro grupo escogido se les enviaban noticias contrarias. Una de las conclusiones que sacó Facebook es que la influencia social dictamina parte de nuestro estado de ánimo y por ende somos manipulables en la toma de decisiones si logramos afectar a los usuarios con cargas negativas o positivas y respecto a qué se den esas cargas, serán las acciones predecibles que podemos esperar de esos usuarios. Es claro que en materia política estas conclusiones como todas las demás obtenidas, son muy apetecibles.

Como suele hacer Facebook, la red social pidió disculpas por hacer esta experimentación sin consentimiento de sus usuarios, cerca de 700.000, pero jamás pudo comprobarse si se borraron los resultados del estudio, la información en torno a él. Este es un comportamiento casi recurrente de Facebook cuando viola nuestra privacidad, siempre actúa y responde de la misma manera. Lo otro que Facebook hace cuando le estallan las granadas en la mano, es actualizar las políticas de privacidad, políticas que posteriormente la propia red social ha terminado violentando.

Este es sólo un antecedente remontándonos a 2012, pero es simplemente una muestra de muchos casos similares.

Si debo marcar un punto de inicio, tal vez no coincida con la mayoría de los informes de prensa y artículos publicados en torno el caso. Prefiero remontarme a que en 2007, los psicólogos Michal Kosinski y David Stillwell, trabajando en el Centro de Psicometría de la Universidad de Cambridge, comenzaron a utilizar un cuestionario de Facebook, diseñado por ellos, denominado myPersonality, para estudiar los rasgos de personalidad de los usuarios, obviamente este formulario era voluntario. La aplicación detrás el formulario determinó fácilmente el género, la edad y el sexo, toda esta investigación abría las puertas para que los psicólogos conectaran de manera muy sencilla los “me gusta” con los rasgos de la personalidad.

Esta investigación alertó a muchos, incluso a las agencias de gobierno, así que un día los psicólogos recibieron un aviso de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de los EEUU.

Entre las cosas que preocuparon al Gobierno y sus agencias era que la investigación había logrado determinar la inteligencia aproximada y las opiniones políticas de una persona basándose en qué cosméticos o alimentos disfrutaban. Esto, para quienes aún no comprenden las implicancias, significa que no es necesario acceder a datos reservados, confidenciales o íntimos para trazar un perfil casi exacto de las personas en una red social como Facebook.

Pasan algunos años, y en 2013, son publicados los hallazgos en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, estas revelaciones que pasaron desapercibidas para la mayoría de quienes podrían utilizar perniciosamente algo así, no pasaron desapercibidas para un estudiante de doctorado llamado Christopher Wylie.

Wylie pasó a trabajar en la compañía británica de investigación del comportamiento SCL Group, contratista del Ministerio de Defensa del Reino Unido y del Departamento de Defensa de los EEUU, cuya filial SCL Elections recibiría más tarde, unos 15 millones de dólares en fondos Renaissance Technologies and Republic donante, para crecer y convertirse en Cambridge Analytica.

Wylie ha revelado que en su momento se reunió con el entonces editor en jefe de Breitbart (sitio de noticias de ultraderecha y muchas veces falsas noticias), Steve Bannon, antes de que anunciara públicamente que se convertiría en el jefe de campaña de Donald Trump. Wylie pensó que, en lugar de utilizar tácticas tradicionales para analizar los registros de votación y los historiales de compra de los consumidores para predecir las conductas de los votantes, su firma necesitaba descifrar los rasgos psicológicos para comprender realmente la mentalidad del votante.

Por entonces Wylie contactó al psicólogo Michal Kosinski para usar la aplicación myPersonality, pero las negociaciones fracasaron, Kosinski le pedía 500.000 dólares. Wylie no tenía el dinero, pero entonces dio un paso adelante y le promete y ofrece a Steve Bannon, replicar la investigación.

Existe otro antecedente que podemos denominar la cara rusa del escándalo, en 2014, Cambridge Analytica es solicitada para presentar un proyecto a Lukoil, la segunda mayor petrolera de Rusia, sobre Facebook y big data y cómo interferir en algunas elecciones. Wylie dice, casi ingenuamente, que no entendió en su momento por qué una empresa rusa quería información sobre los votantes de EEUU.

Ahora bien, de qué se trata el nuevo escándalo. El 17 de marzo pasado, el periódico estadounidense The New York Times y el británico The Observer, dos medios con inmensa base de suscriptores, publicaron dos reportajes en los que denunciaban que Facebook por uso de los perfiles de sus usuarios para manipular la opinión de éstos.

Todo surge de la mano de un profesor universitario y dos compañías con las que trabajaba, las que habían violado al privacidad de sus datos, llegando a millones de usuarios de la red social.

Aleksandr Kogan (por entonces trabajando en Global Science Research), un profesor de psicología ruso-estadounidense trabajando en la Universidad de Cambridge, desarrolló una aplicación (APP), llamada Tthisisyourdigitallife, que podía realizar predicciones de personalidad.

Este profesor tiene también un vínculo en Rusia y que aún está desenredándose, surge del hecho que Aleksandr Kogan es profesor asociado de la Universidad de San Petersburgo y ha cobrado del Gobierno ruso por investigar el bienestar psicológico en redes sociales. La Universidad de Petersburgo también aparecerá en otras vinculaciones con la injerencia rusa en la campaña electoral de los EEUU.

Volviendo al escándalo en sí, éste se comienza a gestar cuando Kogan se puso en contacto con Facebook, “con fines académicos” y está claro que logra convencer a Mark Zuckerberg (se hayan reunido en persona o no). El pedido y el acuerdo establecían que la APP de Kogan debía ser descargada por unos 300.000 perfiles de la red social para que el estudio académico de personalidad, que se supone estaba detrás de las actividades del profesor en la Universidad de Cambridge, fuera efectivo. Como he comentado, Facebook ya venía hace varios años estudiando la personalidad de sus usuarios y por supuesto manipulando sus perfiles. Por la descarga de la APP y el estudio voluntario, cada usuario obtendría un pago de entre 2 y 5 dólares.

La aplicación de Kogan requería que el usuario se sometiera a un exhaustivo test de personalidad político, de por sí parecería que fue un logro convencer a los primeros usuarios de tal cosa, pero resultó muy sencillo por lo que declaran los involucrados.

Al igual que un manual de instrucciones son elementos que muy pocos leen, la APP Tthisisyourdigitallife establecía entre sus términos de condiciones, que se recabara no sólo información personal de los perfiles de Facebook, sino también información de los contactos de quienes habían instalado la APP. Esto era totalmente lícito en el marco de las políticas de privacidad de Facebook y lo que la plataforma de la red social le permitía hacer a las APP de terceros. Por supuesto desde hace unos días, ninguna APP puede hacer ya esto ni aún con el consentimiento de los propios usuarios que ya no pueden dar estos permisos al no existir más la opción respectiva.
La APP de Kogan recopiló así, más de 50 millones de perfiles de la red social en los Estados Unidos. Según Facebook, fueron estos datos los que Kogan entrega a Gloobal Science Research y terminan en manos de Cambridge Analytica, propiedad de Robert Mercer (y su familia), un millonario e inversor estadounidense que apoya muchas causas políticamente conservadoras, como la de Trump.

De los 50 Millones de perfiles obtenidos, 30 millones tenían información suficiente para explotarlos con fines políticos, por ejemplo, presentándoles publicidad política personalizada, diseñada para ellos casi de forma personalizada, según el New York Times.

Cabe destacar que la APP fue descargada e instalada a través de la plataforma Amazon Mechanical Turk, de Jeff Bezos. Esta plataforma de crowdsourcing es utilizada para reclutar trabajadores bajo demanda, por ejemplo para trabajos que requieren inteligencia humana y una máquina no puede hacerlo. No obstante esto, nadie se ha hecho eco de este dato y Amazon, por ahora, se mantiene alejada del escándalo.

Kogan revela que los protocolos de seguridad de Facebook se activaron como se esperaba que lo hicieran, de hecho el profesor ya había avisado que sucedería. Así que cuando los técnicos de seguridad llamaron a éste, Kogan les hizo acuerdo de su APP y el acuerdo entre ambos, entonces simplemente lo dejaron seguir trabajando.
Y aquí sobreviene el punto clave, en 2014 Kogan comparte su trabajo con Cambridge Analytica y directamente con sus técnicos y uno de los ejecutivos y con Christopher Wylie. La empresa nunca se cuestionó si el método de obtención había sido legal, algo que está precisamente en entredicho. Recordemos que Wylie ya estaba involucrado en estos temas y Cambrige Analytica ya había ofrecido trabajos en diversos países sobre la manipulación de elecciones.

No olvidemos que la obtención de los datos se hizo con el consentimiento por escrito de cada usuario de Facebook y con el consentimiento de las propias políticas de privacidad que por entonces tenía la red social. La legalidad de las políticas de privacidad de Facebook entonces y de los términos y condiciones de la APP, son un tema a parte y hoy motivo de cuestionamiento.

Cambridge Analytica no pretendía utilizar la APP de Kogan, sino que basados en esta APP y las investigaciones de la Universidad de Cambrige, desarrollar un software específico para la predicción de preferencias política de los votantes.

La empresa trabajó también a favor del Brexit, algo que sacó a la luz The Guardian en mayo de 2017. Cambridge Analyticia amenazó con demandar al diario por difamación, algo que no sucedió. Entre sus estrategias de manipular la opinión de los usuarios de Facebook, estuvo el difundir mentiras, una de las más graves fue decir que Inglaterra estaba perdiendo más dinero del que ganaba por estar en la Unión Europea, otra de las mentiras fue que la Unión Europea estaba sangrando el dinero del sistema de salud británico, hoy se sabe que es todo lo contrario.

Por otro lado el FBI está investigando hace un buen tiempo un vínculo entre la Organización Trump y bancos rusos, una empresa llamada Spectrum Health y Cambrige Analytica. Extraña relación entre estas partes, Cambrige Analytica, una vez que se hizo con los 50 millones de perfiles de Facebook, no tenía forma de vincular esos perfiles a personas reales, como sabemos muchos de los perfiles de Facebook son falsos, muchos no y otros tienen parcialmente información correcta, éstos eran el objetivo.

Aquí viene la revelación, la empresa Spectrum Health es de la Sra. Betsy DeVos, empresa dedicada a los seguros asistenciales de salud. DeVos es la actual Secretaria de Educación de los EEUU, según dan cuenta los opositores, es una de las más incompetentes de la Historia en ese cargo.
Spectrum Health poseía una enorme base de datos personales, vinculados como pacientes de la salud en los EEUU.

Así que el FBI descubrió que existía un servidor que conectaba a la Organización de Trump, Espectrum Health, Cambrige Analytica y por supuesto un banco ruso, que se había hecho de otra base de datos de números de la seguridad social de los EEUU. De esta manera, se presume, Cambrige Analytica logra transformar los perfiles de Facebook en personas reales y a partir de allí poder trabajar casi individualmente con cada una de estas personas, ciudadanos norteamericanos.

No olvidemos que el abogado Robert Mueller, que investiga la injerencia rusa, anunció recientemente que ya van más de 10 ciudadanos rusos y tres entidades rusas, incluida la notoria «granja de trols» respaldada por el Gobierno de Putin, la famosa Agencia de Investigación de Internet, acusados todos por un gran jurado federal en Washington DC. Uno de los rusos acusados es Yevgeniy Prigozhin, que está acusado de financiar las operaciones para manipular los votantes a favor de Trump, con las pantallas de empresas como Concord Management and Consulting, y Concord Catering; la acusación revela que existían fondos por más de 1.2 millones de dólares para estas actividades. Lo que aún no está claro es si existe algún vínculo con la trama de Cambrige Analytica.

Cambrige Analytica termina, por supuesto, contratada para trabajar para la campaña de Presidente estadounidense Donald Trump, quien pagó más de 6.2 millones de dólares por sus servicios.

The Washington Post informó en febrero de 2017 que Cambridge Analytica estaba obteniendo contratos públicos en EEUU después de haber ayudado a la campaña del hoy Presidente.

El accionar de Cambridge Analytica sigue complicándose y apareciendo cada vez más comprometida. Un reportaje de la cadena británica Channel 4 arroja una visión sumamente oscura de sus actividades. La cadena logró infiltrar un reportero de incógnito, el cual se hace pasar por potencial cliente de la empresa. Este reportero logró llegar a los altos ejecutivos. Mediante cámara oculta, logra confesiones comprometidas y métodos de trabajo deplorables e inescrupulosos.

Cambridge Analytica ha denunciado que Channel 4 ha editado intencionadamente las grabaciones para hacerles quedar como una compañía perversa, informó The HuffPost. Los directivos admiten que discutieron con el reportero pero que las confesiones no son tales sino que hablaban de “una serie de escenarios hipotéticos», por supuesto al ver los videos, muchos podrán concluir que las explicaciones no son suficiente para sostener puritana a Cambridge Analytica.

En los videos se ve a Alexander Nix, jefe ejecutivo de la empresa, y Mark Turnbull, responsable de Politica Global, presumir de emplear todo tipo de tácticas sucias e ilegales para influir en más de 200 elecciones en todo el mundo, entre ellas las de Nigeria, Kenia, República Checa, India y hasta la República Argentina, presumiblemente trabajando para Cristina Fernández ya que Macri poseía su propio equipo de redes sociales muy bien organizado y en lugar de contratar expertos o consultoras, adopta una infraestructura propia de RRHH y la adquisición de software.

Nix y Turnbull aseguran que trabajan con nombres, carnés profesionales y sitios webs falsos.

Entre sus métodos mencionan el poner a políticos en situaciones comprometidas. Estas situaciones son completamente montadas, desde fotografiarlos recibiendo dinero de manos de un desconocido (contratado), o grabarlo en escenarios provocados y subirlos a Internet. Nix parece enorgullecerse de uno de sus métodos que es generar un escándalo de la nada. Por ejemplo, enviando prostitutas a casa de políticos o inventando datos al respecto en las redes sociales. «No tiene por qué ser cierto mientras la gente se lo crea», explica en un pasaje del video.

Por su parte Kogan, regresando al dilema y las culpas, asegura que no ha violado las normas de Facebook en ningún momento, que todo se hizo con los permisos de Facebook y consentimiento de los usuarios de su APP. Ha declarado estar dispuesto a someterse a una investigación, a hablar con el FBI y a declarar ante el Congreso de EEUU.

En la otra vereda, Facebook culpa a Kogan por vender los datos a terceros y (Wylie) Cambridge Analytica por utilizarlos con fines políticos y no eliminarlos, como asegura que les exigió a todos en su momento. La red social suspendió de su plataforma a todos ellos y a la matriz de la empresa, Strategic Communication Laboratories.

Este actuar de Facebook es de dudosa nobleza ya que la propia red social confiesa que se enteró de todo por primera vez en 2015.
Christopher Wylie, confirma que efectivamente a finales de 2015 Facebook averiguó lo ocurrido, que incluso le llegaron a exigir la información, pero que el pedido no fue muy insistente. Pero Wylie advierte algo más, y es que Facebook en ningún momento se mostró preocupado por sus usuarios como para advertirles lo ocurrido, de hecho nunca lo hicieron.

Según The Guardian, Robert Mercer (dueño de Cambrige Analytica) y Steve Bannon, ex asesor de Trump que dirigió Cambridge Analytica, aspiraban a manejar la herramienta de software desarrollada como un activo militar. Las derivaciones son inmensas y las preocupaciones muchas.

Aún es muy difícil anunciar las consecuencias que tendrá este escándalo, pero seguramente Cambrige Analytica pueda desaparecer, al menos en nombre, seguramente se reconvierta y resurja bajo otra denominación, la herramienta desarrollada es demasiado valiosa para dejarla sin uso.

Respecto a Facebook, poco puede hacer para evitar lo inevitable, la fuga de perfiles, el descontento, el escarnio público y confirmar una vez más que la privacidad de los usuarios sigue en entre dichos, que sus políticas y discurso, recurrentemente son violentados por la propia empresa y que la reacción de Facebook siempre es tarde y mala.

En tan sólo 24 horas (después de sabido el escándalo), el valor de Facebook cayó US$37.000 millones y sus acciones bajaron hasta un 7%, incluso Google cayó 3% en la cotización de sus acciones, en el caso de Google se da por vinculaciones aún débiles pero ciertas, el New York Times informa que el empleado de la empresa de big data Palantir, Alfredas Chmieliauskas, en 2013 o 2014 fue quién sugiere a Cambrige Analytica el desarrollo de una APP que utilizara lso perfiles de Facebook para predecir comportamientos y personalidad, el vínculo entre Palantir y Cambridge Analytica fue propiciada nada menos que por Sophie Schmidt, hija del ex CEO de Google Eric Schmidt, ella habría sido pasante en 2012 en SCL Group (que se convertiría en Cambrige Analytica)

Seguramente todo esto afecte en algo la interna de Facebook, pero difícilmente veamos grandes cambios internos o movimientos en quienes dirigen la compañía. No es el estilo de Facebook, en cada ocasión que se ha visto descubierta violentando la privacidad de sus usuarios, la mayor movida es disculparse y cambiar las políticas de uso de su plataforma.

Alex Stamos, el director de seguridad de Facebook, renunció, esta es otra de las consecuencias. Curiosamente el argumento fue desacuerdos con la cúpula directiva en relación a la forma en que la compañía revela, o no, la capacidad de influir en elecciones políticas, el problema parece ser de pertinencia, porque desde el 2012 donde Facebook ya tuvo serios problemas con sus prácticas y políticas sobre privacidad y manipulación de la opinión de sus usuarios, de manera escandalosa, Stamos no se había quejado o por lo menos no había hecho pública sus preocupaciones y desavenencias. La huida de Stamos parece más oportunismo para mantenerse inatacable, que creíble.

También es bueno mencionar que el abogado de Trump, que lo estaba defendiendo de la causa sobre la injerencia de Rusia en las elecciones de los EEUU, John Down, renunció luego de que salieran a la luz más datos y hechos sobre los vínculos rusos y la campaña de Trump.

Una de las consecuencias más curiosas de este escándalo es la reacción de Brian Acton, fundador de Whatsapp, adquirida posteriormente precisamente por Facebook, que tuiteó crudamente: “It time . #deletefacebook”, Es hora. Borre Facebook. En lo personal no podría estar más de acuerdo en lo que a perfiles personales, ya he escrito al respecto y sigo recomendando que Facebook, cómo Whatsapp, no deberían ser utilizados para uso personales, es decir, abrir perfiles individuales, debido a la falta de privacidad manifiesta más allá de las políticas que la compañía escriba, reescriba o prometa cumplir. Claro que a nivel empresarial o institucional, la recomendación sería tomar los recaudos más altos para proteger la información y definir claramente qué publicar en Facebook.

Para terminar de analizar el escándalo del Facebook Gate, me gustaría detenerme en una pregunta que muchos nos hemos hecho, ¿qué sabe Facebook de mi?. La respuesta dejará a muchos helados.

Camilla Costa, periodista de la BBC, se hizo esta pregunta y descargó todos sus datos de Facebook un proceso más o menos engorroso y que puede hacerse desde las opciones de nuestro perfil, podemos hacerlo desde la web o bien desde nuestro dispositivo móvil. En este último caso les advierto que provocará más estupor.

Facebook guarda registro de cada llamada, cada SMS de nuestro celular, aunque no graba las llamadas ni los textos de los SMS. Sabe cuándo, a qué hora, a quién llamamos o nos llamaron, y donde geográficamente estábamos en ese momento para cada llamada. Sabe las coordenadas de nuestra casa y los recorridos completos; dónde está o ha estado, dentro y fuera de internet; fotos de tu celular; toda la información de lo que haces en las aplicaciones conectadas a Facebook, a qué juega, cuánto tiempo se tomas en cada cosa que haces; lo que le gustaría comprar y lo que te gusta aunque no lo hallas comprado; todo lo que haces en Facebook, desde qué leyó, que videos ha visto y todas las búsquedas, comentarios, chats completos, qué lee, todos los “me gusta”, etc.

Mucha de esta información que Facebook recopila, ha sido con el consentimiento del usuario, porque al instalar la APP hemos dado aceptar sin leer a qué precisamente le estamos dando permiso a Facebook, obviamente la legalidad de esta práctica es discutible en muchos países y seguramente en este momento estará sobre la mesa de varios juristas y legisladores.

Como revelación de cierre, es confirmado por las investigaciones de Channel 4, de una fuente que no se dio a conocer, que los datos de Cambrige Analytica siguen existiendo, no han sido borrados; así lo confirma Channle 4 que tuvo acceso a dos bases de datos con dicha información de los ciudadanos de Colorado y Óregon en los EEUU. Las bases de datos a las que se tuvo acceso estaban completas, es decir, ya eran la conclusión del trabajo de manipulación, con datos de la personalidad, perfil psicológico, etc. Una sola de estas bases de datos reunía más de 136.000 perfiles de Facebook.

Mi consejo, para nuestros perfiles personales, eliminar la APP de Facebook y eliminar Whatsapp o bien reducir su uso a vínculos que indefectiblemente no están en otras APP. Los espero en LinkedIn, Telegram o Wickr Me.

Mauro D. Ríos.-

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