Alternativas más efectivas en la reinserción y recuperación de presos
Autor: Fernando Varela
Para aquellos que hemos conocido la realidad de los sistemas penitenciarios en América Latina la experiencia de APAC [1] resulta aún más sorprendente si cabe. En la gran mayoría de los penales de esta región, que representan las profundidades de la indignidad humana, miles de personas cumplen sus condenas en espacios donde el hacinamiento, la suciedad y el trato deshumanizado están muy extendidos, y donde los derechos humanos brillan por su ausencia.
El incremento de la violencia y la inseguridad en la región, alcanzando cotas extremadamente altas, ha generado en la opinión pública una demanda de mayor acción frente al problema por parte de los poderes públicos, que se ha materializado en un incremento de la población carcelaria. Sin embargo, las prioridades políticas se orientan hacia otras necesidades por lo que los recursos derivados a las cárceles son escasos, perpetuando un sistema saturado, inhumano y nada efectivo en términos de reinserción, con altas tasas de evasión y reincidencia y donde los motines, que son expresión de la tensión interna que se vive, son trágicamente recurrentes.
Algunos organismos internacionales como la Unión Europea se han hecho eco de esta situación y han aportado financiación y cooperación técnica para poner en valor las lecciones derivadas de los procesos de modernización de los sistemas penitenciarios europeos en el contexto de los sistemas latinoamericanos convencionales. La experiencia europea y, en concreto, la española –por ser de las más recientes- , son muy interesantes en términos de transferencia de conocimiento en muchos aspectos, como son la gestión de los centros, el régimen penitenciario, la clasificación de internos, el diseño de infraestructuras, los planes de tratamiento o los sistemas de información y coordinación con el ámbito judicial.
Sin embargo, aunque se han producido avances muy relevantes en las condiciones de internamiento de los presos en Europa preservando unas condiciones de dignidad remarcables, también, y a pesar de los esfuerzos, han demostrado sus limitaciones para hacer realidad su labor de reinserción en la sociedad. Se puede decir que sí cumplen con su función punible pero ponen en evidencia sus limitaciones en cuanto a la eficacia de los procesos de reinserción en la sociedad.
En este contexto europeo y latinoamericano, sorprendentemente, surge la experiencia APAC que supone un replanteamiento completo en la forma de afrontar la realidad de cómo tratar a los que han cometido faltas contra la sociedad. Esta experiencia ha sido brillantemente presentada en una exposición que tuvo lugar en el marco del Encuentro Madrid este abril pasado y que contó con la presencia de algunos de sus protagonistas.
Se trata de centros alternativos para el cumplimiento de las condenas mejor acondicionados, más amigables, que se basan en una comprensión diferente del interno: de culpable que debe pagar por su falta, a persona cuyo valor está por encima de su delito. Esta concepción hace que al interno se le considere una persona en recuperación y que, por muy grave que haya sido su falta, pueda llegar a reinsertarse de forma positiva en la sociedad.
En estos centros no hay policías, no hay armas, las tareas de gestión y mantenimiento son realizadas por los propios internos, las tasas de evasión son mucho menores y las de reinserción y reintegración en la sociedad muy elevadas. ¿Esto es cierto?¿Es esto realmente posible? ¿Está suficientemente contrastado?
Asombrosamente es una realidad ya bastante extendida. La experiencia APAC cuenta con 44 años de existencia, 50 centros en Brasil, 10.000 “recuperandos”, especialmente en el Estado de Mina Gerais, y con voluntad política de ampliarla a través de la demanda actual de 30 nuevos centros y varios países que ya están integrando elementos de su método.
Los “Centros de Reinserción Social”, así como son llamados los centros APAC, se basan en ir más allá de la encarcelación poniendo el foco en la recuperación. Al recuperando se le llama por su nombre, se pone en valor su humanidad y su esfuerzo, se le otorga responsabilidad, se trabaja la superación del delito, se le posibilita desarrollar su dimensión espiritual, se involucra a su familia y la comunidad llegando incluso a poner en contacto al responsable del daño con la víctima para superar el mal causado a través del perdón y la reconciliación.
Sin duda es una experiencia que pone en cuestión las formas actuales de hacer y, al mismo tiempo, abre nuevos caminos que revolucionan un sector lleno de prejuicios y necesitado de nuevas aproximaciones para dar respuesta a difíciles desafíos como el de la reinserción.
La experiencia APAC, nacida de la entrega de un grupo de personas con un enorme compromiso social, supone, sin duda, un rayo de luz en un ámbito en el que las miserias humanas afloran dentro y fuera de los centros penitenciarios.
Este artículo ha sido redactado para el Blog Society Gov http://www.societygov.org/2017/05/18/revolucion-sistemas-penitenciarios-experiencia-apac/
[1] APAC: Asociación para la Protección y Asistencia al Condenado (Brasil)