OFERTA DE EMPLEO PÚBLICO 2019. MÁS EMPLEADOS, PERO TAMBIÉN MÁS EFICIENTES

Al margen de la polémica generada por el anuncio de oferta de empleo público 2019 por Pedro Sánchez en precampaña electoral, la Administración española necesita cubrir una gran cantidad de puestos de trabajo. Pero no basta con tener más empleados. Desde hace décadas se demanda también mejorar la eficiencia de aquella y la productividad de estos.

Todavía hoy en día se sigue pensando desde dentro de muchas Administraciones que la contratación o nombramiento de más empleados públicos es suficiente para dar un mejor servicio. Bien es cierto que hay un déficit en diversos ámbitos, muchos de ellos sensibles como la sanidad o la seguridad. Además, abrir convocatorias de empleo público siempre tiene su buena publicidad de cara a los opositores y la sociedad en general.

Sin embargo, poco se piensa por parte de muchos políticos que la otra gran necesidad de nuestras Administraciones es mejorar procesos y conseguir implantar herramientas que permitan ahorrar costes, produciendo más y mejores servicios públicos. A esto lo llamamos eficiencia.

No solo se trata de conseguir Administraciones más eficientes. También debe lograrse que los empleados públicos dispongan de la formación, motivación y medios necesarios para ser más eficientes, más productivos.

Cómo deben ser las ofertas de empleo

Para alcanzar los objetivos de eficiencia y eficacia en la gestión de personas y en la Administración en su conjunto resulta fundamental diseñar modelos de acceso transparentes y basados realmente en el mérito y la capacidad. Deben buscarse los perfiles más adecuados a los puestos. Y ha de empezarse por captar el talento, por conseguir a los mejores.

El diseño de procesos selectivos no es tarea fácil pero de su calidad técnica y de la objetividad en su ejecución dependerá en gran medida el futuro de la Administración. Tratándose de empleos fijos, o buscamos a los mejores para cada puesto, en toda las facetas de su quehacer diario (técnicas y humanas) o “nos los comemos con patatas”.

De las pruebas memorísticas a las entrevistas

Ya es clásico escuchar que las pruebas memorísticas no son lo mejor hoy en día para encontrar a los más cualificados. Pero además, debemos innovar y adecuar las pruebas a las necesidades y avances técnicos que nuestro tiempo nos exige. Hay que pensar en utilizar más las TIC, en pruebas prácticas y psicotécnicas más centradas en lo que se busca, o en pruebas de idiomas donde sea preciso. Incluso se debe perder el miedo a las entrevistas, previstas en el EBEP pero que a muchos profesionales de recursos humanos todavía les dan miedo por sus posibles sesgos. No obstante, ofrecen una información esencial para conocer al candidato y evitar problemas futuros y posiblemente irreparables, sin perder de vista que pueden hacerse con todas las garantías por los profesionales adecuados.

Evaluar para mejorar

Pablo Casado también ha aprovechado la precampaña para anunciar que se va a evaluar a los empleados públicos. Eso está muy bien pero llevamos desde 2007, cuando se aprobó el EBEP y reapareció una de sus grandes novedades, la evaluación del desempeño, sin que se haya logrado implantar. Permítanme que dude de promesas electorales de cualquier tipo y color.

Al margen de este inciso para introducir el tema del control de resultados en la Adminstración, lo importante es recordar que la evaluación es imprescindible para poder mejorar. Deben evaluarse políticas públicas, procesos y a las personas. Pero si es cierto que para mejorar hay que evaluar, no lo es menos que para implantar la evaluación debemos mejorar antes muchas cosas. Hay medios y margen para mejorar y repensar los procesos, hacerlos más livianos y eficientes sin perturbar derechos y garantías. Se pueden introducir y mejorar las TIC en la gestión pública y de personas. Y sobre todo se debe controlar el uso del dinero y medios públicos para no generar sobrecostes.

La evaluación del desempeño del empleado público fue la gran novedad del EBEP, junto con la carrera horizontal y la dirección pública profesional. Debemos abordar ya su implantación, pues desde mi punto de vista resulta esencial en la gestión de personas.

La evaluación como centro de la gestión inteligente (SMART)

Algunos de los grandes inventos en la gestión eficiente es aplicar la dirección por objetivos y el modelo SMART (objetivos específicos, medibles, alcanzables, realistas y con un tiempo de ejecución establecido). Este sistema debe venir acompañados de una correcta evaluación de resultados. No podemos seguir como hasta ahora, centrados en obtener resultados (ser eficaces) a toda costa, sin mirar ni el coste (en tiempo o dinero) ni la percepción y satisfacción del ciudadano.

Más empleados no significa mejor Administración. Lo único cierto a priori es un mayor gasto público. De lo que se trata también es de buscar a los mejores empleados, que mantengan su formación actualizada, que estén motivados y formen parte de una cultura organizacional sólida. También se trata de utilizar procesos eficientes y ofrecer a aquellos las mejores herramientas para hacer mejor su trabajo. Y en todo esto, como digo, la evaluación de procesos, desempeños y resultados no puede faltar, pues ya sabemos que si no medimos lo que hacemos no podremos mejorarlo.

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