Por suerte, qué digo, gracias a esa lucha que he mantenido a lo largo de mi trayectoria profesional, durante la espera he tenido trabajo y he podido gozar de un cierta tranquilidad mientras que cada día me levantaba esperando que al abrir la página web del CSIC apareciera el nombramiento mío y el de mis 131 compañeros de penitencia. Porque lo cierto es que este país (que es España) tiene la virtud de convertir el mérito en penitencia.
En estos 12 meses en los que llevamos esperando no hemos recibido información alguna sobre el estado de nuestros nombramientos, y tampoco ha existido interés por parte de agente político o social alguno sobre esta clara dejación de responsabilidad del órgano político y administrativo competente.
En efecto, han sido 12 meses de absoluto silencio e indiferencia que solo ahora parece tener algún eco:
https://www.vozpopuli.com/altavoz/next/ultimos-cientificos-olvidados-Rajoy_0_1142586459.html