Sobre cocinas y balcones

Como consecuencia del auge del feminismo en la última década, pocas personas negarán que toda estructura, disciplina e institución social está atravesada por mirada androcéntrica. Pero al traer esa grandilocuente frase a medidas y ejemplos concretos, es cuando se manifiestan las resistencias y la falta de comprensión. El revuelo y la burla que generó la proposición de ley del Gobierno Vasco para aumentar el tamaño de las cocinas en el camino hacia la igualdad de género es ejemplo de ello. Los roles de género sí que influyen en la forma de proyectar nuestras ciudades y viviendas, pero sigue siendo necesario un gran trabajo divulgativo.

¿A qué nos referimos entonces cuando hablamos de incorporar la perspectiva de género en el diseño de las viviendas? Básicamente, de considerar las siguientes ideas:

  1. Que en casa, además de descansar y relacionarnos, también trabajamos. Cocinar, lavar la ropa, arreglar la casa, cuidar de las demás es un trabajo, aunque no sea remunerado (trabajo reproductivo).
  2. Que la adaptabilidad de las viviendas es fundamental para responder a los cambios que se producen en los diferentes ciclos de la vida, así como para dar cabida las múltiples unidades de convivencia. La familia nuclear ha sido la principal referencia a la hora de definir tamaños y programas, y en la realidad, las formas de convivencia son numerosas.
  3. Que el diseño del espacio puede favorecer las relaciones comunitarias, y para ello es necesario repensar la calidad de los espacios comunes de los bloques de viviendas, creando espacios de encuentro y socialización.

A continuación se exponen los principales contenidos incluidos en las«Ordenanzas para la incorporación de la perspectiva de género en la construcción de viviendas y oficinas»de Durango. Podemos dividirlos en 2 bloques principales: los que afectan a las zonas comunes del bloque de viviendas, y los que se refieren al interior de las viviendas.

 

En relación a las zonas comunes:

  • Sala comunitaria: los bloques de 20 o más viviendas dispondrán de una sala de uso comunitario con una superficie mínima de 25 m2.
  • Sala para guardar elementos de apoyo a la movilidad: en la planta baja habrá una sala donde guardar coches infantiles, carritos de la compra, sillas de ruedas u otros elementos similares, con una superficie de 0,35 m2 por vivienda.
  • Trasteros: todas las viviendas dispondrán de un trastero con una superficie mínima de 4 m2.

En relación al interior de las viviendas:

  • Balcón: las viviendas tendrán un balcón o terraza de al menos 3,6 m2 en la que se pueda circunscribir un rectángulo de 2×1,20 m.
  • Armarios fuera del dormitorio: se prevé un espacio de almacenamiento mínimo de 0,5×0,6×2,10 m en la entrada o zonas de paso de la vivienda.
  • Lavado de ropa: todas las viviendas dispondrán de una zona destinada al ciclo de lavado de ropa (acumulación de ropa sucia, lavado, secado, planchado) y situada en el lugar más cercano al tendedero.
  • Cocina: se establece un volumen mínimo de almacenamiento y una superficie mínima de encimera. Se promueve la unión espacial con la sala de estar, estableciendo siempre una separación visual entre ambos espacios, para poder separar los tiempos de trabajo y de descanso.

Incidir en el diseño de las viviendas de nueva construcción supone un avance importante en el abordaje de los espacios domésticos desde la perspectiva de las tareas reproductivas. Sin embargo, de cara al futuro, nos encontramos ante el siguiente reto:

¿Cómo intervenimos en las viviendas ya construidas?

¿A través de qué medidas podemos mejorar los parámetros de habitabilidad de las diferentes tipologías de vivienda ya existentes?

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